Hay Amores que queman los sentidos. Amores que pican en el corazón. Que se enganchan en la garganta y que no hay agua ni pan que te quiten su sabor.
Hay Amores rojos, verdes y los hay hasta que no tienen color.
Los hay que se esconden, otros que se engañan y algunos hasta mueren de pasión.
Pero el Amor que permanece es aquel que te mece bajo la brisa. Brisa que nace de los latidos uniformes, constantes, de dos corazones serenos, que en algún momento de su camino, encontraron su reflejo en el espejo de un alma ajena.